jueves, 17 de mayo de 2007

PELÍCULA: "TIEMPOS MODERNOS"


SINOPSIS

Un obrero de la industria del acero acaba perdiendo la razón, extenuado por el frenético ritmo de su trabajo.
Después de pasar un tiempo en el hospital recuperándose, al salir es encarcelado por participar en una manifestación, en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín por lo que gana su libertad.
Una vez fuera de la cárcel reemprende la lucha por la supervivencia, lucha que compartirá con una joven huérfana que conoce en la calle.


FICHA ARTÍSTICA

Charles Spencer Chaplin nació en Londres el 16 de Abril de 1889. Sus padres, Charles y Hannah, eran cantantes de music hall, y se separaron antes de que Charles cumpliera los tres años. La señora Chaplin hizo lo que pudo para criar a Charles y su hermanastro, ilegítimo, a pesar de su frágil estado de salud (había pasado temporadas en instituciones psiquiátricas). Viviendo gran parte de su infancia en la extrema pobreza, los chicos pasaron largos períodos en casas de acogida para niños desasistidos.
A los 10 años, sin embargo, Charles empezó su carrera de artista como miembro de una compañía juvenil de bailarines de claqué. Durante años interpretó el papel de ‘Billy, el chico de los recados’, en representaciones de Sherlock Holmes. Otros trabajos en el music hall condujeron a su contratación por parte de Fred Karno, el famoso empresario de los ‘shows’ basados en sketches cómicos. Las excepcionales dotes de Chaplin para la comedia le convirtieron en la estrella de la compañía de Karno. A finales de 1913, mientras viajaba en una gira por el circuito americano de music halls, Mack Sennett le reclutó para su ‘Keystone Comedy Company’ de Hollywood, y Chaplin se involucró en la producción de una larga serie de películas cómicas de uno y dos rollos de duración. Fue durante la realización de estas películas cortas cuando Chaplin concibió y desarrolló el maquillaje y el atuendo que le hicieron famoso; y en menos de un año, ya estaba en la carretera convertido en una estrella internacional, sabedor de un afecto por parte del público como ninguna estrella había vivido hasta entonces.
Rápidamente, se movió entre varias compañías cinematográficas, con su salario siempre en alza, en búsqueda de mayor independencia creativa. En 1918 fundó su propio estudio, y en 1919 fue co-fundador junto a Douglas Fairbanks, Mary Pickford y D.W. Griffith de su propio estudio, United Artists.
Con obras maestras como El inmigrante, ¡Armas al hombro!, El Chico o La Fiebre del Oro, Chaplin aportó una nueva dimensión a la comedia, no sólo por sus fenomenales dotes para la interpretación y la invención de gags, sino también en lo que se refiere al estudio de los personajes, los sentimientos y el comentario social.
La llegada del cine sonoro supuso un gran problema para Chaplin al igual que para otras estrellas del cine mudo. Él había conseguido el favor de un público a escala mundial gracias al lenguaje universal de la pantomima; y en sus primeros filmes sonoros, Chaplin siguió aplicando las mecánicas del cine mudo, usando el nuevo medio únicamente para incorporar acompañamiento musical sincronizado. Cuando por fin se lanzó al cine sonoro con El Gran Dictador (1940), demostró que también podía hacer un uso magistral de los diálogos y el sonido.
Chaplin pudo disfrutar de un reconocimiento universal a una escala que muy pocos han conocido; pero en el ambiente de paranoia que se vivió en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial, empezó a ser objeto de ataques furibundos por parte de sectores de derecha y conservadores debido a sus ideas radicales. El FBI, bajo el mando del célebre e infausto Edgar J. Hoover, orquestó un juicio contra él que acabó erosionando su popularidad. En 1952 decidió establecerse permanentemente en Suiza para evitar más conflictos en los Estados Unidos. En Europa hizo dos películas más, publicó dos autobiografías y continuó escribiendo guiones y componiendo acompañamientos musicales para sus viejas películas mudas. Trabajó prácticamente hasta el día de su muerte, la madrugada del día de Navidad de 1977.





NOTICIA

El estoque
Tiempos modernos
José Espinosa Martínez
Hace poco más de un año tuve la oportunidad de realizar un Encuentro de Autor con un nutrido grupo de alumnos del colegio Fontes, situado en la próspera localidad de Torre Pacheco. Hacía años que no la visitaba, y mi sorpresa fue mayúscula al observar el enorme progreso experimentado en apenas unos años, análisis con el que coincidimos un profesor del centro y el arriba firmante.
Viene a cuento este comentario previo a causa de la proliferación, durante estos últimos días, de constantes inauguraciones, de recientes aperturas de centros comerciales repartidos por la geografía de nuestra comunidad. Y ante la avalancha de esos profusamente anunciados nuevos establecimientos no puedo evitar experimentar una doble sensación; alegría, incluso entusiasmo a la vez que preocupación. La economía se mueve a través de ciclos y, ante esa incierta posibilidad, me preocupa qué sucederá cuando llegué, la época de vacas flacas, que sin duda llegará. Temo por aquellos, los más jóvenes, acostumbrados a vivir en un mundo en el que la palabra ahorro carece de significado, y temo, como les decía, lo que ocurrirá con ese segmento de la sociedad si esas previsiones llegan a materializarse.Nada que decir sobre aquellos que destinan un considerable porcentaje de su tiempo a visitar esos centros de “ocio”, en donde muchos se dedican a curiosear ante las maravillosas ofertas presentadas, donde otros sucumben directamente. Ante tal oleada de mercancía vacían bolsillos y tarjetas de crédito, sin apenas presentar resistencia. Yo lo entiendo de otra manera, pues creo que existen otras alternativas más interesantes, que nos ayudan a comprender la vida y a entendernos entre los seres humanos. Pero a todos nos asiste el derecho de liberarnos de nuestras fobias y obsesiones como creamos más oportuno.Tiempos modernos, tal y como nos anunciaba el extraordinario Charles Chaplin, tiempos en los que hemos decidido que todo ha de ser descubierto y disfrutado en esta vida terrenal, sin dejar ni un solo resquicio de disfrute para lo que pueda estar por venir. Ante este carro, que irremediablemente nos arrastra a todos, únicamente queda mantener la templanza y esperar que el aterrizaje, cuando se produzca, sea lo más leve posible, aunque temo que a algunos les hará sufrir.
http://www.elfarodemurcia.info/noticia.asp?ref=61649

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